25.10.09

Crisálidas y capullos, entre otros.

No, yo no maté al gato. Solamente recogí su cadáver y lo llevé al sitio que correspondía. El gato ya nos había dejado hace mucho tiempo. No, yo no maté al gato... Y quizá me habría gustado ser la culpable, pero no lo era. Tic, tac. Pero no suena ningún reloj. No sé si soy demasiado ingenua o demasiado mala. Tac, tic. Porque siempre me equivoco cuando no debería. Bueno, por eso se llaman equivocaciones... Digamos que siempre elijo mal. Tic, tac. Es posible que oiga un reloj que no suena. Como un texto apócrifo, los retazos de una imaginación desbordante o la falta de sueño. Tac, tic. Otra vez. Pobre gato, no se lo merecía. Tic, tac. No es un reloj, es el cambio de estación antaño constantemente presente en mi habitación. Se paró en Otoño. En Octubre. Tac, tic. Parece que la vorágine me ha vuelto a atrapar. Retorno de los días negros para la memoria. Tic, tac. Suena el teléfono pero no llama nadie. Nadie contesta. Tac, tic. Nunca he acabado de dar las gracias. Realmente, no debería haberlas dado desde el principo. Tic, tac. No se lo merecía. Está muerto. Tac, tic. Desde mi ventana no se ve el Sol. Desde mi habitación, que no tiene cubierta, tampoco. Tic, tac. Vuelve a sonar el teléfono. Ahora sí es alguien. Nadie contesta. No es nadie. No era nadie. Hay que regar las flores. Quizá se conserven marchitas. Tac, tic. Por favor, permanezcan sentados. Tenemos el placer de informarles de la celebración de un baile de máscaras tras la representación teatral. No se alarmen. Sí las han traído. Las llevan puestas. Tic, tac. Vosotros no me elegisteis a mí, pero yo sí os elegí a vosotros. Pobrecillo. Qué disgusto se llevará la familia. Tac, tic. Todo aquello que alguna vez fue tuyo se ha desvanecido. O eso me dirían si pudieran. Todo lo que me perteneció ya no es mío. De lo contrario, la frase no tendría sentido. Tic, tac. Tac, tic. Tic, tac. Hablar con un reloj es algo magnífico, si de verdad se sabe hacer. Te podrían tomar por loco. Podrían pensar que la cordura escapó de tus redes hace mucho. No saben que nunca existió para ti. No tejes redes. Lo que quiere quedarse contigo permanece en tu interior. Carece de necesidad escoger los sentimientos que no te corresponden. Tac, tic. Vuelve. Ciclo. Tic, tac. Se han cansado de llamar. ¿Enviarán una carta? Tac, tic.
Y vuelta a empezar.
¿Vuelta a empezar? No ha cesado nunca.
Oíd el corazón de una reina decapitada…

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