28.6.15

17 signos de que el fin está cerca.

¡No somos nadie!
Brujas, duendes, hadas, dientes, flores, reveses y, ¡ay!, desenlaces. Y lo primero sucede después de lo séptimo, y lo quinto se esconde tras lo tercero y el tercero se desploma sobre el octavo.
Que te mata un reloj si te pilla desprevenido.
¿Y qué decir de esa apabullante sonrisa? ¡Que se cae, que se cae!
La manzana rodando por el suelo, posos de café en el cielo.
- Bolsas de té, siempre en los pies.
Aquella tan tierna, clavándose las uñas en el brazo. Aquel tan certero, huyendo en busca de su regreso, ay, tan certero. ¡Y tan estrepitoso fue todo, tanto deliraban, tanto creían, tanto caían!
¡Ay, que se cae! ¡Ay, que se rompe!
Y aquella, la otra, tan bruja y tan tonta. Y aquel, el duende, tan bruto y tan certero. Y la otra, y la otra tan triste y tan rota. Y aquel, que se murió, tan pobre.

13.6.15

Mi junio de primavera III

Chorros de lava se desprendían de las ventanas, de los edificios, de las calles y yo sólo podía pensar en cerezos en flor. Se derretía el materialismo viejo pero las abejas saltaban de alegría.
Es que yo tenía el estómago lleno de abejas, y la cabeza llena de pájaros. Si me preguntaban por mí, sólo sabía responder de papeles, de polvo, de dolores, de estornudos. Pero, ¿sabes?, pensaba en tantas cosas. Tantas cosas. Tantas cosas que cualquiera se sorprendería, imagínate, en una cabeza así de pequeña, cómo pueden caber esas cosas, si ya está medio llena de pájaros.
Chorros de lava se desprendían y hacía un calor terrorífico. Chorros de lava y yo sólo pensaba en flores de cerezo. Algunas flores sólo entienden de marchitarse, algunas flores pasan la vida y se secan, otras nada más quieren abejas. Mi tía siempre me llamó flor, pero yo aún no sé qué tipo de flor soy. No lo recuerdo.
Que no soy una de esas flores que se [necesito un verbo que quiera decir derrumbarse, porque una se derrite y ya no le queda otro remedio] lo imaginé hace mucho tiempo, cuando mi tía me llamaba flor, porque voy paseando entre chorros de lava y aquí sigo, plantadita sobre dos piernas -que, todo sea dicho, pueden ser mías o pueden no serlo- y mirando almendros en flor. ¿Almendros? Cerezos. ¿Cerezos o almendros? Será que llevo las gafas sucias, será que no llevo gafas.