27.4.14

Te dije que no me esperaras despierta.

Esto es lo que pasa cuando se mezclan el alcohol y la sintaxis. En realidad yo nunca he tenido valor suficiente. No sabes cuánto tengo que borrar -mirar hacia atrás- para parecerme a una persona decente.
Y ahora hablamos de chivos expiatorios. Soy un perfecto ejemplo de cómo echarle la culpa a los demás. Sentada, a punto de caer -no de tirarme- del puente, porque me han desordenado la sintaxis. Yo soy la única que tiene la culpa de todo. Quiero que se note que es un "yo" bien grande. Es un "yo" de los de mea culpa, de los que no admiten otra respuesta. Porque si he tenido el coraje suficiente para buscar motivos en el resto del mundo, lo tengo que tener ahora para saber que soy la única culpable.
Todo para mí. ¿Que no es bonito? Qué más me da ahora. Llevo unos años largos con la vergüenza colgando del pecho. Es triste que me dé cuenta en el momento en el que no es demasiado tarde.
Este "yo" enorme que es el chivo expiatorio al que le han revuelto el estómago. Este "yo" no se merece dormir. Tiene listas de cosas pendientes que no va a resolver esta noche. Y no le dejan dormir. Que no se merece dormir. Esto es lo que me pasa cuando se me mezclan la sintaxis y el alcohol.
Es una mierda de la que estar orgulloso. Ahora sabes lo que puedes hacer. Ahora sabes que eres capaz de hacerlo. Y tal vez antes también lo fueras, pero nunca lo quisiste ver así. Era más cómodo echarle la culpa a los demás. Como se te daba bien, eso era lo que hacías. Pero esto es lo tuyo, y es sólo tuyo.
¿Tú? No. Y de nuevo aparece el chivo expiatorio.
Palabra de mentirosa: que nunca ha sido como he dicho que fuese. Que por fuerza ha sido una ilusión. Y que de ilusión no se puede vivir, porque una se queda en los huesos. Ahora me tiro del puente. 

8.4.14

Ich bin gefallen.

Sigo volviendo a tu cama cada vez que las cosas se me quedan feas. Es esa fina manta que me echo por los hombros en la orilla de una playa. Es suave, y me gusta -sólo- cuando roza mi piel. Sólo me gusta si roza mi piel.
Sigo siendo un ovillo de recuerdos.