13.12.10

Arden los rincones - I

No te diré cómo me sorprendí a mí misma -¡en qué demonios andaría yo pensando!- aquella amarga tarde de verano. Sólo te diré que soñaba con una playa. Sólo debes saber que las sábanas se me escapaban de las manos. Y debes saber que soy una bruja de las malas, de ésas con la piel verde y una verruga en la nariz. De ésas a las que ya no quiere nadie. La Filosofía se comió incluso mis pies y me quedé flotando sin flotar en medio de la luz que entraba por la ventana. La luz de un Sol que quería marcharse. Pero yo no lo dejé. No me despisté ni para suspirar. Aguardando el momento clave en el que se revelara la verdad, me vi abandonada entre cristales con una nota en las manos. ¿Y qué decía la nota? ¿Y cómo quieres que lo sepa si no lo sé leer?

No hay comentarios: